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Construyendo hogares de bendición

Construyendo hogares de bendición

Dios en su inmenso amor nos ha dado la oportunidad de ser testigos de su amor y su poder actuando a diario en nuestras vidas, pero a la vez tenemos el compromiso y la responsabilidad de compartir con otros lo que recibimos de Dios para que los que no conocen a Jesús, puedan sentir su amor por medio de nosotros.

Con este objetivo, nuestra sede en San Vicente del Caguán ha desarrollado el programa Empresarios del Reino, que consiste en la construcción y restauración de viviendas para quienes lo necesitan, como es el caso de Yineth, una mujer cabeza de hogar que fue víctima de violencia intrafamiliar y ha luchado sola por sacar sus hijos adelante, razón por la cual decidió poner toda su confianza en Dios para encontrar un motivo para volver a sonreir.

Yineth llegó nuestra sede en San Vicente con gran angustia e incertidumbre por su situación, pero pronto su vida comenzó a dar un giro trascendental en las manos de Dios, pues fue Él quien comenzó a transformar su tristeza en gozo y la libró de aquellas cosas que en el pasado le hicieron daño, encontrando en la búsqueda de Dios una esperanza de restauración para su vida; además recibió el bienestar que buscaba para su hogar al recibir una casa propia como un regalo de Dios, algo que por su propios medios no veía posible.

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El proceso de la entrega de vivienda para una familia como la de Yineth, va desde la consecución del terreno, los materiales, el diseño, la mano de obra y finalmente la construcción. La mayoría de los requerimientos se aportan por parte del programa Empresarios del Reino, que lo componen personas de la misma iglesia que desde sus posibilidades aportan en materiales o mano de obra para llevar a cabo cada proyecto. Algunos materiales también se gestionan con comerciantes de la población que se han comprometido con este proyecto.

En nuestra sede San vicente del Caguán en los últimos 5 años se han visto beneficiadas con esta iniciativa alrededor de 20 familias. Para Yineth y sus hijos, que hoy sirven en la iglesia, es un gran milagro de amor haber recibido su casa propia, ya que les dio una oportunidad de vivir dignamente y en la sonrisa de esta madre se evidencia el gozo de una nueva vida en Cristo.

Muchas de las viviendas construidas por medio de este programa cuentan con un amplio espacio que ha permitido que las personas que allí habitan, abran las puertas de su hogar para que otras personas puedan conocer del amor de Dios por medio de grupos de vida y espacios para la predicación de la palabra, extendiendo así el alcance de la iglesia a toda la ciudad.

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