HISTORIA
¡LLUVIA DE PIEDRAS, LLUVIA DE GRACIA!
“!Fuera los Protestantes! ¡Abajo los masones! ¡Que viva la Virgen!” gritaba la turba enfurecida mientras lanzaban piedras al Rev. Homero Crisman; los siete kilómetros desde Tulcán hasta la frontera colombiana se convirtieron en el corredor de la gracia divina para el sur colombiano. Al cruzar el puente de Rumichaca, el Rev. Crisman se encontraba a salvo y luego de caminar otros dos kilómetros cuesta arriba cargando su maleta llena de Biblias, Nuevos Testamentos y tratados, llega a Ipiales buscando posada. En la plaza central se encuentra con Teófilo Mera, un fotógrafo local, a quien le explica su situación y el gentilmente le ofrece su casa para hospedarse.
Esa misma noche Teófilo y su esposa Raquel le piden al Rev. Crisman que le explique lo que enseña la Biblia ya que querían saber porque ese libro era considerado tan peligroso para los sacerdotes católicos; antes de terminar la semana Teófilo y Raquel se habían entregado a Cristo y de esta manera, llegaron a ser los primeros creyentes de La Alianza Cristiana y Misionera Colombiana. Para entonces corría el mes de junio de 1923.
EXTENDIENDO LAS ESTACAS
Para 1930 con mucho sacrificio el Rev. Emanuel Prentice y un hermano ecuatoriano llegan al municipio de Tumaco en la costa nariñense, punto inicial para el alcance de la costa Pacífica para Cristo. La señora Gonzales y su hijo Aquileo Gonzales fueron los primeros creyentes en Tumaco y él fue el primer obrero laico en la costa Pacífica. En enero de 1932 La Alianza Llega a Armenia, Viejo Caldas (hoy en día Quindío, Risaralda y Caldas), en cabeza del Rev. Clyde y su esposa Ruth; poco después inician las primeras clases bíblicas con dos estudiantes, Ramón López y Jesús Rayale. Este mismo año bajo el liderazgo de Zoilo y Elías Góngora. La Alianza llega al Tolima (Campohermoso).
Mientras tanto, en Nariño Dios seguía moviéndose de manera sobrenatural como lo describe esta carta enviada por un sacerdote católico “Yo quiero escapar del error que me ha arruinado y quiero afiliarme a la Iglesia Evangélica para poder percibir, mientras gozo en su refugio, la verdad. Pocos saben cómo yo sé, el enredo del fanatismo ciego de la Iglesia Católica Romana”. En este mismo departamento se lleva a cabo la primera conferencia de La Alianza Colombia en el municipio de La Cocha, más de 100 personas asistieron representando 10 iglesias, quienes se congregaron bajo el lema “La oración en la vida del creyente”.
A TODA LENGUA Y TRIBU
Durante el primer año de la década, La Alianza Colombia (Misión) realiza su segunda convención pastoral, esto afianza las relaciones entre las iglesias de todo el país y demuestra la necesidad inminente de tener un Iglesia Nacional establecida. Debido a esto un grupo de pastores y misioneros trabajan en las primeras normas para la Iglesia Nacional, las cuales son puestas en práctica con el fin de ver si las mismas respondían a la necesidad de la iglesia. Ese mismo año se decide por unanimidad tener convenciones anuales de pastores, costumbre que se mantiene hasta el día de hoy.
Al año siguiente en 1941 se da un hecho histórico, el Instituto Bíblico Ambachico abre sus puertas para entrenar a los indígenas de las tribus Páez, Guambiano y Nasa para el servicio de Dios; el primero de su clase en Colombia. Para el año 1942 se inicia la traducción de la Biblia al idioma Páez por parte de las señoritas Mariana Slocum y Florencia Gerdel, y al Guambiano por parte del británico Rev. Edwin Dennis.
LA SEMILLA QUE NO MUERE, NO LLEVA FRUTO
El 5 de julio de 1950 llega al pequeño caserío de Campohermoso, Tolima, una turba numerosa de policías y particulares armados con fusiles, interrumpen intempestivamente y prenden fuego a todo lo que encuentran a su paso. Luego, al grito de ¡Viva la religión Católica! ¡Abajo los herejes! Comienza la persecución de los creyentes. Cuando los criminales se acercaron a la casa donde se encontraba el Rev. Pastor Martínez, su esposa y otra familia más, cerraron las puertas y comenzaron a orar. La turba llega e inician a romper las puertas en medio de infames improperios. El Rev. Martínez salió para enfrentarse a los malvados e implorar misericordia, pero no había comenzado a hablar cuando uno de ellos hace un disparo a quemarropa, que dejó instantáneamente muerto al siervo del Señor. Dos creyentes más murieron junto a su pastor, Julio Serrano y Emeterio Garzón.
Lo hicieron mientras oraban. De inmediato la turba se dirige al templo y colocan gran cantidad de gasolina y prendieron una bomba de dinamita que destruye el edificio por completo. Al día siguiente regresan y asesinan al joven predicador Zoilo Torres, hijo del fundador de la iglesia. La acusación “Leía la Biblia y enseñaba doctrinas evangélicas en casa”. Ese mismo día Dios obra un milagro y el maestro de la escuela cristiana, Eliécer Góngora, escapa con todos los setenta y cinco niños que tenía a su cargo. Entre 1950 y 1953 otros treinta y cinco Aliancistas, hombres y mujeres de Dios, fueron masacrados a causa de su fe.
HACIA NUEVOS HORIZONTES
¡Nuevas tierras, nuevos retos, nuevos horizontes! La Alianza finalmente llega a la capital colombiana! La Alianza de la fraguita da sus primeros pasos dirigida por el Rev. Elías Martínez. Durante esta década La Alianza pasa por un periodo de cambios necesarios, “Crecer duele”. El Rev. Eusebio Torres, presidente de la Iglesia Nacional, hace una serie de preguntas a las directivas de la Misión, las cuales marcarían la historia de La Alianza en Colombia. Sus preguntas pueden ser resumidas en ¿cuál es la diferencia entre “Misión” y “La Iglesia Nacional”? Esto llevó a la Misión, a entender que la Iglesia Nacional estaba madurando y era necesario tomar las medidas requeridas para continuar un proceso saludable. Como consecuencia se escribe, corrige, cambia y ajusta la constitución y todo lo relacionado con La Alianza Cristiana y Misionera Colombiana. Se escribe el manual de bautizos y se da apertura a la revista “La voz de La Alianza” para ayudar a unir La Alianza a través de la comunicación escrita. Esta revista llenó un vacío de comunicación, ya que las iglesias podrían saber que estaba pasando en el país y en el mundo. Ya que muchas iglesias no sabían más de lo que sucedía en sus propias comunidades. Todos estos fueron cambios necesarios para enfrentar las nuevas oportunidades y retos que dichos tiempos presentaron a la iglesia. Todo con el fin de nunca convertirse en un monumento de lo que alguna vez fue un gran movimiento de Dios.
¡AUTÓNOMOS, INDEPENDIENTES PERO UNIDOS POR LA CRUZ!
En los pasados años 60, la característica histórica del mundo fueron los cambios en lo cultural, económico y social. Todo esto se reflejó también en La Alianza de Colombia, sobre todo en las formas de dirección tanto a nivel local, regional y nacional, pues el Comité Administrativo Nacional (CAN) tenía una composición mixta de tres misioneros, tres pastores y un delegado de las Iglesias. La Misión es representada en la mayoría de reuniones por su Presidente. Para 1970 La Alianza Colombia es independiente y autónoma de La Misión de EE.UU. Los pastores Moisés Bedoya, José López, Miguel Mosquera y Daniel Tobar coordinan la iniciativa.
Estos cambios de la administración de La Alianza resultaron en fortalezas sobre todo en la educación y preparación para los nuevos pastores, pues para 1974 se logra la construcción de la nueva sede del Seminario Bíblico Alianza de Colombia. (Actualmente, Colegio Jorge Isaacs y Oficinas Nacionales).
COLOMBIA AL ENCUENTRO CON DIOS
Esta década se caracteriza por un gran movimiento de las iglesias en la evangelización y las misiones para alcanzar a los centros urbanos del país como: Puertos, capitales y ciudades de influencia industrial y económica en Colombia; esta estrategia se conoció como Colombia al Encuentro con Dios, ya que a pesar de tener un gran número de conversiones y bautismos La Alianza Colombia decrecía en números ya que la vasta mayoría de las congregaciones se encuentran en la zonas rurales, remotas del país y debido a la violencia y cambio económico miles migran a los grandes centros urbanos.
Este nuevo enfoque en la evangelización, procurando alcanzar a más personas y establecer iglesias con mejores condiciones y recursos para su crecimiento, requiere de la unión de propósitos y metas por parte de los pastores, directivas nacionales y de la Misión. Debido a esto la oficina de la Misión es trasladada de Cali a Bogotá, todo este mientras el Rev. Moisés Bedoya es presidente de La Alianza Colombia.
Las muestras más dicientes de esta clase de ministerio fue el establecimiento de nuevos grupos e iglesias en Bogotá, Cali, Medellín y en otras capitales, que con el tiempo han llegado a establecerse como iglesias con liderazgos responsables de su propia formación y discipulados efectivos, evidentes en la formación de otras iglesias de su entorno, o en otros lugares de Colombia y en el comienzo del avance misionero fuera del país.
RENOVANDO LAS ESTRUCTURAS
La década de los 90 fue una etapa de constante transición a todos los niveles, debido a que la década de los 80 terminó con mucha confusión en la parte administrativa, en el aspecto financiero con demasiada incertidumbre y el liderazgo con mucha desorientación, porque se había perdido mucha credibilidad al nivel del liderazgo nacional.
Toda esta situación presagiaba para La Alianza Cristiana Colombiana un futuro incierto y desesperanzador, con el atenuante que algunos líderes significativos, comenzaban a mirar como posible solución a la crisis, que cada región e iglesia fuerte tuviera su propia personería jurídica.
Las circunstancias requerían darle un giro radical al timón institucional, se necesitaba un liderazgo que focalizará un horizonte mucho más esperanzador para lo cual se requería entre otras cosas: recuperar la credibilidad del liderazgo nacional, estabilizar las finanzas, organizar los procesos administrativos con transparencia y efectividad, respetar y dignificar la tarea pastoral y que quienes ejercían el liderazgo hablaran menos e hicieran más.
EL COSTO DE LA TRANSICIÓN
La década del 2000 es un periodo de prueba a todo fuego, fue un tiempo en el que pudimos haber vuelto al principio de donde titánicamente ya habíamos salido airosos. El proceso de capacitación del liderazgo pastoral más joven durante la década del 90 los preparó para el diálogo reflexivo que incomodó a un grupo de líderes que estaban enseñados a exigir obediencia sin reflexión y ante la incapacidad de someterlos sin argumentos, se tornaron hostiles, inflexibles perdiendo la objetividad de la realidad en el entorno, situación que hizo tambalear la institución, ya que muchos líderes fueron confundidos.
EXTENSIÓN Y CONSOLIDACIÓN
Lo que va de la década del 2010 ha sido de extensión y consolidación en las relaciones, las comunicaciones y la modernización de la Oficina Nacional. Asimismo, sobresale la creación y desarrollo de los departamentos de: Relaciones & Proyectos, que nos ha conectado con el mundo y ha generado muchos recursos; Comunicaciones, con el que mejoramos nuestros eventos y nuestra imagen corporativa con el fin de acortar las distancias entre nosotros y nos han dado a conocer. Igualmente, se ha dado inicio a un proceso de transición a través del nombramiento de personas jóvenes con el acompañamiento de personal de experiencia, no solo en los consejos directivos y ministeriales a nivel local, regional, sino también en los directivos nacionales.
SEGUIMOS EXPANDIENDO NUESTRO LEGADO
En esta última década se ha logrado el envío de misioneros interculturales a Guinea, en África Occidental; Leticia, Amazonas y la comunidad Awá. La Alianza en Colombia se ha podido consolidar a nivel educativo, administrativo y ministerial; contando así con 4 ministerios familiares: Mujeres Aliancistas, Hombres Aliancistas, Pequeños Aliancistas y Alianza Joven; 2 ministerios misionales: Misiones Alianza y Plantación de Iglesias; y 3 ministerios de disciplinas espirituales: Red de Oración, EFI y Bienestar & Cuidado Pastoral, todos estos ministerios se logran consolidar con un Director Nacional, herramientas y programas para la iglesia local. Hoy La Alianza cuenta con +25.000 miembros, +400 pastores y +320 sedes. Damos gracias a Dios, por lo que nos ha permitido alcanzar durante estos 100 años, seguimos avanzando hacia el futuro, construyendo nuestro legado.