Alianza por mi prójimo, brindando amor a nuestros hermanos venezolanos.
Una familia de migrantes venezolanos tuvo 3 semanas de viaje atravesando los más de 1400 kilómetros de carretera que hay entre Cúcuta e Ipiales, transportándose principalmente a pie y uno que otro tramo corto en algún camión o cualquier vehículo que solidariamente les dio un aventón. Lo complejo de esta travesía es inimaginable más cuando se hace con niños, han llegado cuando menos deshidratados y con serias afectaciones por los cambios de clima en todo el recorrido.
En ipiales cae la tarde y la temperatura empieza a bajar cerca de los 8 grados y esta familia recorre las calles tratando de buscar un lugar para pasar la noche, generalmente los parques, un puente o cualquier lugar con una cubierta se convierte en el albergue de muchas familias que al igual que ellos buscan una oportunidad de seguir su camino hacia otros países como Ecuador, Perú o Chile, pero hoy la frontera se encuentra cerrada y la única opción para avanzar es tomar algún paso ilegal o buscar la forma de subsistir temporalmente en Ipiales.
Los rostros de esta familia reflejan el cansancio de una larga caminata, los niños no dejan de tener su hermosa sonrisa pero en los ojos de sus padres se nota la preocupación de pasar la noche a la intemperie, sin embargo una sonrisa de esperanza se dibujó en sus rostros al encontrar un lugar en un albergue que no solo les abrió las puertas sino que los atendió de una manera que les parecía realmente sorprende pues manifestaron sentirse como en casa.
Y es que realmente ese es el propósito por el cual existe el albergue Alianza por mi prójimo, una pequeña casa en la que abunda el amor y donde en el último año miles de migrantes en tránsito han encontrado refugio, alimento, cuidados y sobre todo una palabra de aliento y esperanza.
Este albergue ubicado en la sede de La Alianza en Ipiales, abrió sus puertas en enero del año 2020 apoyado por CAMA, el brazo de ayuda social de La Alianza en Estados Unidos, quienes han tenido un gran interés en ayudar estas familias que tanto lo necesitan y con quienes seguimos trabajando conjuntamente para desarrollar muchas otras iniciativas de obra social.
Este lugar es solo un pequeño oasis en medio de toda la travesía que cientos de familias emprenden para buscar un futuro mejor, pero a pesar de su corta estancia en este lugar, su caminar ya no será el mismo pues en una pequeña acción pudieron ver que en Dios hay esperanza y que Su amor es real para con ellos.
- Inicie sesión para enviar comentarios