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Con la esperanza puesta en Dios

Con la esperanza puesta en Dios

Posiblemente en algún momento de nuestra vida hemos dado lo mejor de nosotros para realizar un sueño y al ver que este no se cumple nos sentimos  frustrados, y este sentimiento se incrementa aún más cuando hacemos todo lo humanamente posible para efectuarlo y no lo logramos.

Yamile en un momento de su vida estuvo inmersa en un deseo que, al igual que algunas mujeres en el mundo, no iba a poder experimentar porque su propio cuerpo limitaba su anhelo de ser mamá. Ella esperaba algún día recibir la bendición de dar a luz a su hijo, pero al ver que no podía empezó a sufrir un largo desierto. Esta sensación de frustración materna le acompañó por más de 15 años. Dolor, profunda tristeza y desilusión fueron algunas de las voces que la desalentaron mientras veía a otras mujeres con sus hijos, incluso dentro de su familia puesto que todas sus hermanas menores ya eran madres.

Esperanzada en la medicina, Yamile no encontró soluciones efectivas y para solucionar su problema de fertilidad le sugirieron la fecundación in vitro, proceso del cual nacen los llamados bebés probeta, sin embargo este no era un procedimiento seguro debido a los graves daños que tenía su útero.

“Pensé que Dios no me escuchaba, le pedí a Dios que me quitara el deseo de ser madre”

Un día mientras Yamile se encontraba en un tratamiento médico, el doctor dijo que el problema de ella era tan grave que ni Jesús lo podría resolver, esta expresión la hizo reaccionar sobre el estado de su fe y rechazando esas palabras decidió cortar con todo tratamiento para depositar toda su confianza en aquel que murió en la cruz por todas nuestras enfermedades.

Esto en realidad le cambió a Yamile su manera de ver aquella situación, su esperanza estaba rendida al poder de Dios e indudablemente era todo lo que necesitaba, pues su ciclo menstrual comenzó a regularse, lo cual no le sucedía desde hace varios años. Unos meses después de este proceso su periodo volvió a faltar, lo que a Yamile le hizo pensar que los problemas habían vuelto y no fue muy optimista en realizarse una nuevo test de embarazo; pero esta vez escuchó la voz correcta, la de su fe en Dios que habló a su corazón para intentarlo una vez más.

Aquel día nunca lo olvidará, sola en su habitación, pudo ver el resultado que toda su vida había anhelado, no sabía si llorar o reír, pero las lágrimas que caían de sus ojos las producían una felicidad incomparable, cargadas de agradecimiento porque estaba segura que solo Dios lo había hecho.
A Yamile le embarga una enorme alegría que se extiende hasta el día de hoy la acompaña al ver a su niña jugar, crecer y llenar su hogar con mil sonrisas.

Dios nos brinda un respaldo incondicional y verdadero en todo momento de nuestra vida, esto significa que Él conoce todo acerca de nosotros y quiere ser nuestra guía pero para eso necesitamos confiar plenamente en su poder y permitir que actué conforme a su perfecta voluntad en nuestra vida.

Yamile es una fiel testigo de la fidelidad de Dios, fidelidad que le motiva servir con ahínco en nuestra sede en El Charco, Nariño, desde donde envía unas palabras para todos aquellos que enfrentan una situación difícil en su vida:

“Yo sé que hay muchas mujeres que pueden pasar esta situación perdiendo la esperanza de ser madre, Dios es real y es bueno, muchas mujeres en la Biblia tuvieron un milagro y Dios lo puede volver a hacer si le creemos, Él es Todopoderoso y veremos su gloria, nada es imposible para Él y para el que cree todo le es posible”.

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