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Desafío de fe y oración

Desafío de fe y oración

Michael conoció de Cristo desde muy pequeño gracias a las enseñanzas de su madre, Lucero, quien le inculcó la importancia de buscar a Dios. Hoy en día desarrolla diferentes ministerios en nuestra sede en Montenegro, Quindío, sirviendo con pasión en las danzas, el pastoreo de adolescentes y en la intercesión. Sin embargo, la historia que compartió con nosotros no se trata específicamente de él, sino de cómo Dios trató a su familia por medio de un inesperado suceso.

Todo comenzó como una gastritis que afectó a la mamá de Michael, tanto él como su familia se alarmaron, pues cada vez veían que la salud de su madre se deterioraba. Esto los llevó a pasar por distintos exámenes y diagnósticos, con el propósito de buscar la raíz de las molestias en la salud de su mamá.

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Lucero, quien por varios años sirvió con fervor como líder en el grupo de intercesión de su iglesia, tuvo que alejarse debido a su quebranto físico, sin imaginar que los médicos le dieran un dictamen desesperanzador que incluía cálculos en la vesícula, en el páncreas, cáncer en su hígado e incluso alto riesgo de muerte cerebral. Un diagnóstico que, tal vez, muchos no podrían soportar.

Lo que Michael más recuerda de este difícil momento fue la confianza plena de su madre en la perfecta voluntad de Dios, quien le expresaba a su familia que en cada diagnóstico negativo sus oraciones crecían declarando que el Señor era quien tenía la última palabra.

Mientras su madre se encontraba un poco alejada del ministerio debido a sus quebrantos, fueron Michael y su esposa quienes tomaron el liderazgo del grupo de intercesión, orando día a día por protección de Dios hacia toda la Iglesia a nivel local, regional y nacional. Lo que no esperaba Michael era que durante el angustiante momento que vivían con su familia, los papeles se invirtieran, ya no siendo él quien oraba por las peticiones de los hermanos de su sede, sino que era la familia Aliancista quien le demostraba su apoyo en oración.

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En medio de esta situación, Dios trabajaba en su familia, pues aquellos que se encontraban alejados de los caminos del Señor pudieron reencontrarse con Él, motivados a luchar por la unidad familiar y por la búsqueda sincera del Señor, entendiendo que debían humillarse ante el Todopoderoso.

“Dios usó esa situación tan difícil para que las relaciones entre hermanos se restaurarán.” -Michael

Finalmente, Dios obró y la salud de Lucero fue restaurada, siendo un milagro ante los médicos, su familia y la Iglesia en general. A partir de allí sólo fueron necesarias algunas intervenciones quirúrgicas, pero debido a esto y al largo tiempo que estuvo en el hospital, la cuenta monetaria era millonaria, pero Dios tenía presente cada detalle, abriendo puertas para que Michael y su familia no tuvieran que pagar ninguna cantidad de dinero.

Actualmente Lucero se encuentra recuperándose en casa, orando diariamente como lo ha hecho por años y dándole la gloria y la honra al Señor.

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