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La grandeza de la restauración

La grandeza de la restauración

Imaginemos ver el lugar donde vivimos y crecimos, destruido a causa de una guerra, ¿Cuál sería nuestra actitud para iniciar una obra de  reconstrucción? Veamos la historia de un hombre que vivió esta situación y buscó la dirección de Dios y salió  adelante con el pueblo de Israel.

Nehemías 1:1-11  3:1-32

En tiempos del antiguo testamento, el imperio Babilónico para poder conquistar a Judá, generó caos y tristeza al destruir el templo, la ciudad y sus murallas, el pueblo en su mayoría estaba marcado por la pobreza y la aflicción. Muchas personas perdieron la tierra prometida y fueron exiliadas a Babilonia, lejos del templo y la presencia de Dios y los que regresaron estaban más preocupados por sus casas, olvidando por completo el templo.

1. Bases espirituales de restauración (Neh.1:1-11)

Nehemías hombre íntegro, sincero en su oración, patriota y comprometido con Dios, formaba parte de la comunidad de judíos que habitaban en Susa, capital del imperio Persa, expresó afecto e interés por la ciudad de Jerusalén, tierra de sus antepasados, buscando el bienestar  del pueblo.

El profeta se identifica como miembro de la familia judía, asume una responsabilidad colectiva, por el pueblo que se había dedicado a actuar indebidamente y en contravía a lo establecido por Dios.

¿Estamos en disposición de ser  elegidos para liderar el proceso de restauración? para Nehemías la principal preocupación e interés fue el pueblo expuesto al peligro.

Para trabajar en la restauración de nuestra iglesia, determinemos un tiempo para buscar a Dios, donde expresamos  la preocupación por la situación que estamos viviendo como grupo, y así recibir confirmación de parte de Dios para realizar la tarea de restaurar la vida de la iglesia.

2. Entendiendo la realidad que vive el grupo (Neh 2:1-20)

Cuando el profeta recibió las noticias sobre la condición del pueblo, su físico expresó lo que vivía en su interior. Pidió permiso para viajar a Jerusalén ya que tenía un plan de trabajo, el tuvo una clara idea sobre lo que pasaba, visitó personalmente el sitio para comprobar la realidad.

Antes de iniciar una restauración valoremos la oración como un recurso necesario para pedir la intervención de Dios y que Él le provea de todo lo que necesitamos.

Dediquemos tiempo para levantar un diagnóstico completo de la situación real que está viviendo la  Comunidad, esto nos ayudará a encontrar las situaciones que están impidiendo el crecimiento.

Compartamos los resultados con los líderes del equipo de trabajo, y motivemos a vincularse en el trabajo de restauración, seamos un ejemplo de todo lo que se consigue al confiar plenamente en Dios y su palabra.

3. Unidos para la restauración  (Neh 3:1-32)

La tarea de Nehemías incluía convencer a las personas de unirse para hacer el trabajo. La reconstrucción de la muralla  requería  la participación de todos los grupos existentes, debían dejar las diferencias y unirse en una tarea en común.

En el trabajo de restauración de nuestra comunidad, involucremos a todos los miembros que forman parte del grupo. Cada uno de ellos puede hacer una parte especial del trabajo, nadie puede hacerlo todo. Aprovechemos la presencia y la disposición de las personas que conforman su congregación.

Tomar la responsabilidad de la restauración implica ser ejemplo, recordemos que somos guía para nuestra comunidad. Ellos irán donde nosotros vayamos y harán lo que nosotros como líderes decidamos hacer.

Cuando decidamos hacer un trabajo de restauración en una iglesia o grupo tengamos en cuenta que este es un trabajo que demanda la presencia de Dios, la debemos buscar sinceramente. Dios obra, sensibiliza, dispone a las personas y los recursos que sean necesarios. Nuestro actuar como congregación es la comunión con el Padre, haciendo un compromiso de consagración.

Por Efren Grueso