Nuestra Mejor Actitud
Analicemos detenidamente cómo enfrentamos una situación de angustia. Hoy veremos el actuar de una mujer que se aferró a la esperanza de una manera insistente e intensa, tanto así que ni la indiferencia fue obstáculo para seguir persistiendo por una respuesta.
Mateo 15:21-28
Era el tiempo del ministerio público del Señor Jesús y su fama corría por todo lugar, tratando de alejarse de las multitudes llegó a la región de Tiro y de Sidón, allí salió a su encuentro una mujer muy desesperada porque su hija estaba siendo atormentada por un demonio, gritaba fuertemente pidiendo misericordia y su actitud demostraba gran angustia, sin embargo Jesús seguía su camino sin escuchar a la mujer, pero los discípulos algo incómodos por la insistencia le pidieron que la atendiera, entonces ella se arrodilló ante él y le rogó que la ayudara; la fe que el Señor Jesús halló en esta mujer fue de gran magnitud y le concedió lo que pedía.
1. Una madre desesperada
vers. 22 La actitud de esta madre refleja un cuadro de angustia y desesperación por la condición que su hija enfrentaba a causa de la posesión de un demonio. Evidentemente madre e hija experimentaban una situación de profunda tristeza.
2. Jesús su esperanza
vers. 22b Esta mujer había escuchado hablar de Jesús y de su autoridad para echar fuera demonios, es por eso que no se puede esperar para postrarse a sus pies y suplicar un acto de misericordia para ver libre a su hija.
3. Ignorada por Jesús y sus discípulos
Vers. 23-25 Ella pudo haberse enojado por haber sido comparada con un perro, pues los perros no gozaban del aprecio en la sociedad judía. Simplemente en un acto humilde manifiesta que aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa, lo que estaba pidiendo no era imposible, era simplemente que en un instante su hija fuera libre de este azote mediante la autoridad del Señor Jesús. Frente a la actitud de Él, esta madre venció y alcanzó la victoria en Cristo.
4. Su fe determinó alcanzar el propósito
La fe de esta mujer venció los obstáculos. ¡Que no hace una madre por sus hijos!, la medida de su amor por ellos no tiene límites y ella sufría por la condición en la que estaba su hija; por esa razón nada le desanimó sino que antes le impulsó a persistir ante Jesús, hasta obtener una respuesta positiva.
Las oportunidades son para aprovecharlas y la mujer cananea tuvo el privilegio de ejercitar su fe ante el Señor Jesús, vino ante sus pies para presentar la situación de tormento que enfrentaba su hija y Él no le respondía, pero su actitud humilde e insistente, permitió que la obra de Dios fuera realidad en su hija.
¿Cómo reaccionaríamos hoy ante la actitud del Señor Jesús? Él vino para dar libertad al cautivo, para deshacer las obras de Satanás, para derribar fortalezas religiosas y finalmente para poner orden a nuestras vidas, pero solo requiere de nosotros tener fe y creer en lo que Dios puede hacer a través de su hijo Jesucristo y el Espíritu Santo.
Al enfrentar desafíos de fe, ¿Vamos a permanecer firmes e insistentes como esta mujer?. Aunque el éxito parezca dudoso, ¿Confiaremos en Dios en lugar de confiar en nuestras propias capacidades? Si es así, disfrutaremos de la bendición y la gracia de Dios.
Por Maryory Ocampo
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