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Paz al Pacífico, transformando realidades

Paz al Pacífico, transformando realidades

En el Pacífico colombiano existen comunidades que aún viven la incertidumbre del abandono estatal y el crecimiento de los problemas de seguridad que ha dejado el posconflicto, por ejemplo, en sectores a orillas del río Tapaje han hecho presencia los grupos al margen de la ley por años, disputándose el control de distintas zonas para sus diferentes actividades ilegales como la extorsión, el tráfico de drogas ilícitas y la minería ilegal; esta es una problemática que no ha cambiado significativamente en la región con la firma del Acuerdo de Paz, pues los problemas sociales de fondo se mantienen hasta el día de hoy.

Además, en el Pacífico se estima que cerca del 90% de la población se encuentra en condición de pobreza y hay muchas necesidades básicas que aún no han sido atendidas por el estado, sumando también a esto la secuela que el conflicto ha dejado allí por años, lo cual hace que esta región esté en una situación muy compleja.

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Sin embargo, a pesar de toda esta difícil problemática, cada circunstancia adversa en esta región ha hecho que el amor por el evangelio sea más fuerte, donde muchos de nuestros pastores han arriesgado sus vidas por continuar extendiendo el mensaje de Jesús a esta población, logrando llevar una luz de esperanza por medio de nuestra familia Aliancista.

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Históricamente La Alianza en Colombia ha trabajado por llevar un evangelio poderoso y transformador a cada región. En 1955 a través del ministerio llamado ‘El Faro’: se recorrieron largos trayectos llevando la Palabra de Dios hasta la parte alta del río Tapaje.

De esta semilla han crecido grandes proyectos misioneros que al día de hoy han permitido el establecimiento de más de 20 sedes, donde además de predicar un mensaje de esperanza, alabar a Dios al son de las tamboras y currulaos, se sirve a la comunidad. Poco a poco esta región se va transformando espiritualmente y cada día su confianza permanece puesta en Dios para que su eterna paz siga guardando sus territorios y que su soberanía trascienda más allá de cualquier flagelo que pretenda robar la tranquilidad de este paraíso colombiano.

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