Restaurando Corazones
Leidy es una joven que por mucho tiempo desatendió las palabras de su madre acerca de permitir que Dios hiciera parte de su vida y decidió sumergirse en los deseos de su corazón, que por ese entonces se encontraba cerrado a la posibilidad de un lugar para Jesús; y fue allí al estar distante de una relación personal con Dios, que se convirtió en madre soltera y su vida cambiaría para siempre.
Llegó a su vida Juan José, un pequeño valiente que nació para aferrarse a la vida de una forma increíble, pues con tan solo 2 meses de edad debió enfrentar una compleja cirugía para tratar de superar una cardiopatía congénita llamada comunicación interventricular, a la que se sumaron otra serie de problemas de salud que lo dejaron casi sin vida, sin respiración y desahuciado por la medicina, pero ¿Cómo era posible para un bebé superar algo así?
Para los médicos era sencillamente algo imposible, pero en la vida de Leidy había una esperanza muy grande, aunque le resultaba muy abrumador ver a su pequeño hijo conectado a muchos aparatos para continuar con vida.
El Desierto
Incesantes voces de desesperanza llegaban a la vida de Leidy y su bebé a medida que pasaba el tiempo y avanzaba la búsqueda de una solución terrenal para la menguante salud de Juan José. Fueron innumerables los impedimentos y negligencias para que el pequeño recibiera el tratamiento adecuado, además con tan pocos meses de existencia no era de ninguna manera recomendable realizarle la cirugía, pero su corazón no daba espera y las posibilidades de resistir la operación eran muy pocas.
Con el panorama tan nublado e incierto, vendría la incondicional intervención de Dios, quien no se había apartado en ningún instante de la vida de Leidy, ahora intervendría físicamente en el corazón de su hijo y espiritualmente en el corazón de ella.
La Cirugía
Hasta ese momento el tratamiento de Juan José se venía realizando en la ciudad de Pasto, Nariño, pero finalmente el lugar asignado para realizar la operación en el corazón del niño fue la ciudad de Cartagena, para Leidy eran muchos kilómetros de distancia y un lugar donde no tenía absolutamente a nadie a quien acudir, razón por la cual tuvo que hospedarse en un albergue temporal mientras su hijo permanecía en la Unidad de Cuidados Intensivos a espera de la intervención.
Hasta ese lugar llegaron todas las oraciones de la familia Aliancista por la sanidad de Juan José, sumadas a las de la madre de Leidy para que su hija pudiera encontrar fortaleza en la palabra de Dios, quien permitió en su perfecta voluntad que dos milagros sucedieran, el pequeño no solo soportó y superó la cirugía, sino que también se repuso a dos complicaciones por bacterias que afectaron su organismo dramáticamente, agudizando y extendiendo su permanencia en cuidados intensivos.
Las sedes de La Alianza en Pto. Asis, Pasto y Tumaco, unieron a cientos de personas en oración por la salud de Juan José, y Dios respondió a ese clamor no sólo para restaurar el corazón de Juan José, sino para tratar especialmente en la vida de Leidy.
La fortaleza de Juan José se convirtió en un desafío para su madre, que al atravesar por este desierto en el cual muchas veces se sintió sola, sin fuerzas y sin esperanza, pero allí pudo ver en la vida de su hijo la expresión de amor más grande que pueda recordar de parte de Dios.
Este mensaje de amor y compasión de parte de Dios para su vida y la de su hijo, quebrantó cualquier argumento que Leidy utilizó en el pasado para mantener a Jesús lejos de su corazón, así que decidió entregarle el control de su vida con total dependencia para continuar luchando, en sus momentos de soledad aprendió a orar y esta se convirtió en el arma más poderosa para ganar la batalla, acrecentando su fe cada día al ver la recuperación prodigiosa de su hijo.
Un Nuevo Comienzo
Madre e hijo regresaron a su hogar, por la gracia divina de Dios Juan José es un niño sano, tiene 7 meses y sonríe para llenar de alegría todo su hogar, la misma alegría con la que Leidy expresa que juntos lucharon hasta el final y Dios les dio la victoria, fortaleció su fe y le mostró de forma directa el actuar sobrenatural de Dios.
Ver su hijo sonreír cada mañana le recuerda que Dios es su mejor compañía y su máximo amor, hoy una vida sin Jesús no es una opción para ella, ha entendido que aun cuando todos sus amigos se fueron, sólo Dios le extendió su mano de amor para darle esperanza.
Recientemente Leidy se bautizó y asistió al Encuentro De Libertad En Cristo, donde recibió bendición para ella y su hijo, ahora quiere profundizar más su relación con Dios y aprender a vivir de su mano en todo momento. Entiende muy bien que Dios utiliza las circunstancias en cada uno de nosotros para extender su mensaje de salvación a otras personas, al pasar semana tras semana en distintos hospitales pudo ver la gran necesidad que hay en las personas afrontan situaciones de salud sin recibir tan solo una palabra de aliento, razón por la que anhela servir de ayuda a quienes afrontan la desesperanza en una sala de urgencias, así como pudo hacerlo mientras estaba con su hijo.
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