Tomando El Control
Servir a Dios desde nuestra juventud es un gran privilegio, pero es una etapa donde enfrentamos el reto de decidir qué hacer con el resto de nuestra vida, y es probable que tengamos duda de poner nuestra vida al servicio del Creador, además el estar en un camino donde debemos batallar a diario trae cansancio y desánimo. Dios sabe perfectamente lo que hay en nuestros corazones, por esto es que nunca nos deja solos y ofrece su ayuda por medio del Espíritu Santo, y con su respaldo fortalezcamos nuestro ministerio.
2 Timoteo 1:7
El apóstol Pablo busca darle ánimo a Timoteo, un Joven que él había consolidado y preparado para el ministerio. Escribe una carta motivándolo porque sabe que servir a Dios en su juventud y permanecer en el ministerio no es una tarea fácil; para animarlo le recuerda su fe y la de su familia, también le hace una recomendación muy puntual “Te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti” (vs 6). Pablo busca que Timoteo entienda que el Espíritu que Dios le ha dado tiene unas características muy importantes para su ministerio y que se deben evidenciar en su vida, las cuales son:
1. Poder
Dios nos da poder para resistir al Diablo, para vencer la tentación, para discernir lo bueno y lo malo, para identificar entre lo que nos edifica y lo que no. Dios nos da la capacidad de vivir conforme a lo que quiere de nosotros, una vida de Santidad.
Muchos hablan del poder solo para bendecir o para hacer milagros, pero pocos entienden del poder de Dios para vivir en Santidad, pues no podemos olvidar que el Espíritu Santo, que habita en nosotros, es quién nos convence de pecado, de justicia y de juicio, Él trabaja en nosotros y nos lleva a vivir en rectitud.
2. Amor
Es la esencia misma de Dios. Busquemos amar de la manera correcta, el amor es parte del funcionamiento de nuestras vidas, el amor echa fuera el temor, es el principal fruto del Espíritu Santo. Si amamos a Dios podemos amar a las personas que nos rodean, y de esta manera testificar para que ellos también encuentren en Jesús su fuente de amor. 1 Juan 4:20-21.
3. Dominio Propio
Es la capacidad de ejercer control sobre nuestras emociones, sentimientos y deseos. Es entender cuando debemos detenernos ante una situación que nos alerta. El dominio está presente en nuestra conciencia, y consiste en no dejar que las situaciones nos dominen, sino que sabemos tomar el control de ellas. “Todo me es lícito, pero no todo me conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.” 1 Corintios 10:23
Dios no quiere que tomemos malas decisiones y a través del Espíritu Santo, quiere guiarnos para no dejarnos llevar por nuestras pasiones juveniles, ni por los deseos de este mundo, ni por las cosas pasajeras.
El mensaje del apóstol Pablo al joven Timoteo es de aliento y motivación pero sobre todo de reacción, su objetivo es recordar y afirmar que Dios no le dio un espíritu de cobardía sino un espíritu de poder, de amor y de dominio propio para que pueda estar preparado para dar testimonio de la obra de Cristo en su vida.
En muchas ocasiones olvidamos que lo que Dios inició, lo va a perfeccionar, que el sacrificio de Cristo en la cruz, perdonó y limpió nuestra vida, pero es a través del Espíritu Santo que tenemos el poder para vivir conforme a la palabra. No permitamos que el enemigo nos desanime, nuestras vidas han sido renovadas y transformadas por el amor de Dios.
Por Elias Matinez
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