Un Amor Que Sobrepasa Todo
La comunidad del naranjo está ubicada en una playa del municipio de Mosquera, departamento de Nariño, esta población por muchos años se caracterizó por ser un lugar donde abundaba la maldad, pero hoy gracias a la gracia divina de nuestro Señor ha sido transformada para ser de bendición a sus habitantes.
Allí vive María Elsa Satizabal y aunque esta mujer ya había oído acerca del creador aseguraba que en su vida no había lugar para Dios y se negaba rotundamente a aceptar el mensaje de Jesús. Pero con una sonrisa en el rostro recuerda aquel verso de la biblia en hechos que dice: “Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu casa”, porque aunque por muchos años fue escéptica al evangelio, una de sus hijas conoció los caminos de Dios declarando esta palabra para su hogar, palabra que se hizo realidad porque hoy día toda la familia es cristiana.
“Dios ha hecho muchos milagros en mi vida de una manera que ni yo podría entenderlo, porque solamente el poder y la sabiduría de Dios nos demuestran amor, comprensión y nos llevan a estar con Él”.
Al hablar con ella se puede ver un sus ojos la alegría de una mujer que pese a las dificultades, sabe muy bien a quién le sirve y está segura de quién es su respaldo y fortaleza, una fe que se encuentra fundamentada en su relación cercana con Dios y que nos desafía a poner toda nuestra esperanza en Él, enseñándonos que muchas veces reconocemos nuestras necesidades, pero no reconocemos que tenemos de nuestro lado al que puede darnos todas las cosas.
Ella nos relata que comenzó a asistir a la congregación después de que las primeras personas que llegaron a evangelizar en esa comunidad oraron por su hijo y fue sano de una extraña enfermedad que padeció por dos años sin encontrar una solución en la medicina terrenal, por eso actualmente está convencida que su médico por excelencia es Jesús.
Un día mientras oraban y alababan al Señor en la congregación comenzó a sentir una sensación extraña, pues sabía que aunque estaba sentada en aquel lugar, no estaba presente de corazón y con algo de rebeldía para recibir la palabra de Dios, pero el sentimiento se hizo más fuerte y no entendía porque lloraba inconsolablemente sin tener un motivo para hacerlo. El Espíritu Santo estaba tocando y redarguyendo su corazón, “en ese momento me sentí diferente, me sentí mal por mi forma de vivir hasta ese momento y sabía que por mas que me resistiera, el amor de Jesús por mí era más grande y lo entendí”, sabía que Dios estaba limpiando y llamando su corazón, por tal motivo decidió aceptar a Cristo en su corazón, con un sentimiento puro y sincero.
María Elsa recuerda alegremente que desde aquel día Dios comenzó a hacer cosas maravillosas en su vida y que se han convertido en testimonio de la fidelidad y el amor del Padre.
Dios Sobrenatural
En algún momento de su vida María quedó en embarazo, a los cuatro meses empezó a sentir molestias en su vientre y sangraba bastante, a su forma de ver era un embarazo distinto y extraño, algo muy diferente a lo que había vivido en otras gestaciones, hasta llegó a pensar que no estaba embarazada.
Al consultar en repetidas ocasiones al médico le diagnosticaron amenaza de aborto y fue remitida a otro médico especializado en donde le practicaron diferentes exámenes, pero ella al notar la actitud de los médicos sabía que algo no andaba bien, pues un doctor estaba muy alterado y con bastante preocupación buscaba respuestas lógicas a lo que estaba viendo en los resultados de los exámenes, de repente el médico se queda mirándola preguntándole cómo era posible que estuviera viva y parada frente a él. Sin poder salir de su asombro manifestó que nunca, en todos los años que tenía laborando como médico, había visto algo igual.
El feto que se estaba gestando en el vientre de María había dejado de hacerlo desde hace tres meses y humanamente es imposible que una madre sobreviva a esta situación, aun así y después de algunos trámites fue una semana después cuando pudieron retirar de su vientre los restos que por mucho tiempo pusieron su vida en riesgo. Y aun en medio del complicado panorama que identificaron los médicos, para ella siempre fue la mano sanadora y protectora de Dios que estuvo obrando de manera sobrenatural en su vida.
Perder un hijo no es fácil para ninguna mujer, pero su fe y fortaleza se ha centrado en lo bueno que ha sido el Padre celestial con ella, siempre vive agradecida por la alegría de estar bajo la voluntad de aquel que tiene el control sobre todas las cosas, ahora su mayor felicidad es vivir con Jesús en su corazón y de cierta manera se arrepiente de haber desperdiciado muchos años sin vivir de la mano de Dios.
Se alegra que sus hijos y la mayoría de su familia le sirvan al Señor, en especial su padre que a la edad de 105 años es un ejemplo de entrega y fortaleza al sobrevivir a una trombosis que amenazó con dejarlo postrado en una cama, pero Dios le ha dado la victoria y hoy es un hombre sano y aun se siente con fuerzas para servirle.
Muchas son las historias que tiene María para contarnos acerca de las maravillas que Dios le ha permitido experimentar razón por la que hoy con toda seguridad nos dice:
“Cristo es el único que soluciona nuestros problemas y no podemos vivir sin Él porque murió pagando un precio muy alto para darnos la vida eterna”.
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