Cómo apoyar al pastor y su familia en la tarea que Dios les ha encomendado
Todos los creyentes tenemos el privilegio de haber sido llamados por Dios a ser sus hijos y a servirle en el ministerio para colaborar en el propósito redentor y en la extensión de su reino. Entre las diferentes formas de servir, el ministerio pastoral se caracteriza por existir en función de los otros, ya que su fin es el “de capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo” (Efesios 4:12 NVI). Por lo tanto, los que han recibido la vocación pastoral no solo tienen una dedicación mayor a los oficios eclesiásticos y unas exigencias especiales, sino que están expuestos a algunas situaciones que ameritan nuestro apoyo, afecto y oración.
Pero los pastores no caminan solos en esta tarea, van acompañados de una familia que representa su principal soporte emocional y afectivo. En su gracia, Dios levanta familias pastorales para que sirvan de modelo e inspiración a la congregación y representen una columna firme en el templo del Señor. Este es un privilegio que el pastor y su familia asumen con gozo, pero al mismo tiempo, representa una gran responsabilidad y carga pesada, ya que al igual que las demás familias, la pastoral no es inmune a crisis internas, conflictos y altibajos.
Esta carga se hace más difícil de llevar, debido a que en el entorno cristiano se tiende a idealizar a la familia pastoral y hay una tolerancia muy baja hacia sus fallas así como unas exigencias muy altas para sus miembros. No solo el Pastor experimenta esta presión sino también su cónyuge y sus hijos, muchos de los cuales no entienden porque tienen que llevar una carga que no eligieron.
Frente a esta realidad, Dios en su palabra previendo estas cosas nos pide a través del apóstol Pablo que estimemos y amemos con una consideración especial a los que han asumido el llamado al pastorado:
“Hermanos, les pedimos que sean considerados con los que trabajan arduamente entre ustedes, y los guían y amonestan en el Señor. Ténganlos en alta estima, y ámenlos por el trabajo que hacen. Vivan en paz unos con otros.” 1 Tesalonicenses 5:12-13
A continuación mencionaremos cuatro cosas que podemos hacer para apoyar al pastor y su familia en la tarea que Dios les ha encomendado:
Orar por ellos intencionalmente
Los pastores todo el tiempo están orando por otros y ministrando a los demás pero pocas veces alguien se acerca para orar de manera personal por su vida. Es cierto que la congregación ora por su pastor(a) pero es bueno acercarse y expresarle directamente, así como preguntarle algunos motivos para orar por él(ella) y su familia. Confíen en que lo van a agradecer y ellos se van a sentir reconfortados de saber que les están cubriendo en oración.
Rodearlos de afecto y aprecio personal
Los pastores tienen pocos amigos que les puedan comprender en sus luchas y la visión que Dios les ha dado. Pero como miembros de la iglesia podemos ofrecerles amistad genuina y respaldo emocional para que se sientan bien rodeados y fuertes para avanzar en su tarea ministerial. Los pastores son personas con sentimientos y reaccionan como todos al lenguaje del amor. Si notan que sus pastores están decaídos, acérquense a ellos y denle palabras de afirmación, manifiesten su apoyo verbalmente y díganle que cuentan con ustedes, que cobren ánimo y que los van a respaldar en lo que emprenda de acuerdo a la voluntad de Dios.
Levantar sus manos cuando están caídas
En el libro de Éxodo hay una bella imagen de cómo apoyar al líder y pastor que se cansa:
“Mientras Moisés mantenía los brazos en alto, la batalla se inclinaba en favor de los israelitas; pero, cuando los bajaba, se inclinaba en favor de los amalecitas. Cuando a Moisés se le cansaron los brazos, tomaron una piedra y se la pusieron debajo para que se sentara en ella; luego Aarón y Jur le sostuvieron los brazos, uno el izquierdo y otro el derecho, y así Moisés pudo mantenerlos firmes hasta la puesta del sol.” Éxodo 17:11-12 NVI
Es hermoso ver cómo las personas que rodeaban a Moises estuvieron atentos para brindarle apoyo cuando no pudo resistir más solo en pie. Le facilitaron una piedra de descanso y levantaron sus brazos. Los pastores sufren también de agotamiento físico, emocional, mental y espiritual; quienes estamos alrededor de ellos debemos estar atentos para detectar esto y apoyarlos. Aquí presentamos algunas ideas:
- Alivianando la carga de los oficios domésticos del templo.
- Apoyando la tarea ministerial: Evangelización, discipulado, visitación etc.
- Poniéndonos a disposición para lo que se requiera en los oficios de la iglesia.
- Evitar buscar al pastor en su día de descanso.
- Estar pendientes de que el pastor y su familia tengan sus vacaciones.
- Estar atentos a sus necesidades y salud.
Respetar su espacio de privacidad e intimidad familiar
Debido a la naturaleza del trabajo pastoral, a veces hay pocos espacios donde la familia pastoral puede compartir en privacidad sin la presencia de personas de la iglesia, más aún cuando la casa pastoral queda al lado del templo. Los pastores en general son muy entregados a las personas y tienden a soportar en silencio la invasión a su privacidad. Debemos ser conscientes que la familia pastoral al igual que todas, necesita su espacio de refugio e intimidad donde puedan disfrutar y expresarse en libertad y en la confianza que brinda el núcleo familiar.
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