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Del Asistencialismo al Desarrollo

Del Asistencialismo al Desarrollo: El Llamado a una Misión Holística

"Nuestra familia tipo Hechos 1:8, inspirada por el amor de Jesús y empoderada por Su Espíritu, es apasionada por llevar las buenas nuevas en palabra y hecho" (Col. 1:27). Define quiénes somos como familia Aliancista. Somos un movimiento con una profunda convicción: la misión no es opcional, es el corazón del evangelio. Pero hoy, más que nunca, el Espíritu nos está llevando a redescubrir una misión integral, encarnada, que transforma no solo almas, sino comunidades enteras.

Durante muchos años, nuestras iglesias se han involucrado en acciones sociales que respondían a necesidades inmediatas. Sin embargo, el Señor nos ha estado guiando a pasar del asistencialismo al desarrollo, del dar limosna a formar discípulos, del lenguaje de la “obra social” a una visión clara de transformación integral comunitaria. Esta transición no significa abandonar el evangelio, sino vivirlo de forma más plena, ¡Encarnarlo!

Gracias al acompañamiento de CAMA Services, dimos nuestros primeros pasos en formación práctica para el desarrollo holístico. Esta visión nos ha impulsado a continuar formándonos para emprender capacitaciones y acciones de acuerdo a nuestro contexto latinoamericano. Es por eso que aceptando una invitación del Medical Ambassadors International participamos en el  programa práctico de Transformación Integral Comunitaria (TIC), el cual nos está equipando con herramientas para servir en contextos complejos desde una perspectiva del Reino. En el mes de marzo tuvimos la oportunidad de tener una práctica en comunidades rurales e indígenas de Argentina (Guaraníes y Wichis) lo cual  permitió no solo visualizar el trabajo y los cambios de desarrollo comunitario partiendo de la iglesia aplicando los principios de discipulado integral así como facilitando las capacitaciones en temas de  salud, agricultura, emprendimiento, sanidad emocional y participación comunitaria.

Allí, reafirmamos una verdad poderosa: la iglesia local es el eje de la transformación. Fue la iglesia quien abrió las puertas, movilizó recursos, oró, sirvió, acompañó. Fue la iglesia quien encarnó el evangelio. Por eso, nuestro compromiso ahora no es llevar “proyectos”, sino formar a la iglesia para que ella misma sea luz y sal en su contexto.

La invitación ahora es para  que  no hablemos de “obra social” o “asistencialismo” como fines en sí mismos. Si no que hablemos de transformación integral comunitaria, plantación de iglesias con discipulado integral, empoderamiento del liderazgo local, autogestión de recursos y la autosostenibilidad que son expresiones prácticas de una visión más profunda: la restauración integral de todas las relaciones rotas. 

Entendimos que cuando el cuerpo de Cristo reconoce los recursos que ya tiene tales como sus dones, talentos, tierra, conocimientos, puede avanzar con dignidad y sin depender completamente de ayudas externas. Y lo más importante, al hacerlo, podemos representar en Palabra y Hecho la misión de Cristo descrita en Lucas 4:16-19, donde Él mismo declara haber sido ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres, a sanar a los quebrantados de corazón, a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos 1 y a proclamar el año de la gracia del Señor. 2 Nuestra búsqueda de autonomía y desarrollo integral es, en esencia, una manifestación contemporánea de ese llamado a restaurar la plenitud en cada dimensión de la vida, tal como Jesús lo hizo."

La meta por alcanzar es que este proceso no se haya  quedado en una experiencia en  Argentina. Hoy emprendemos nuestra tarea de capacitar a otros pastores y líderes en Colombia y Venezuela. Y todo esto es fruto del proceso de formación que empezó con una visión clara: glorificar a Cristo en todas las esferas de la vida, desde lo espiritual hasta lo relacional, físico, económico, desde lo familiar hasta lo comunitario.

Los principios que nos definen como familia aliancista siguen siendo nuestra brújula:

  • Cristo nuestro Salvador, Santificador, Sanador y Rey que viene
     
  • El llamado a llevar el evangelio a los lugares menos alcanzados
     
  • Y una iglesia movilizada en oración, en misión y en servicio

Hoy más que nunca, necesitamos una iglesia que proclame y que practique, que predique y que se involucre, que ore y que actúe. Que entienda que la salvación que Cristo ofrece alcanza el alma, pero también dignifica al ser humano en su totalidad.

Este es el tiempo. Este es el llamado. No solo a hacer misión. Sino a ser misión.

TIC