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Viajes interculturales al Amazonas & Norte de África, una oportunidad para servir y crecer en la misión

Cada año los estudiantes del Centro de Capacitación Intercultural A. B. Simpson, realizan su práctica intercultural a través de viajes de corto plazo, en esta ocasión, Amazonas y el norte de África fueron los destinos que marcaron en ellos una experiencia inolvidable. 

Estos viajes fueron oportunidades para aprender, crecer y experimentar de manera tangible la importancia de la misión y el servicio, impactando la perspectiva de fe de cada uno de ellos. La preparación previa jugó un papel clave en el éxito de estas prácticas. Clases y cursos como Cosmovisión y Kairos, junto con encuentros virtuales con los anfitriones, ayudaron a los viajeros a comprender mejor las dinámicas culturales y a anticipar posibles desafíos. Sin embargo, incluso con toda la planificación, algunos participantes señalaron que el idioma o la logística fueron retos inesperados. A pesar de ello, esas dificultades se convirtieron en catalizadores para aprender a depender de Dios y del equipo, demostrando que la preparación no solo consiste en herramientas prácticas, sino también en estar dispuestos a adaptarse. Como mencionó uno de los estudiantes: “El idioma es una barrera, pero aprendí que la comunicación no verbal puede superar muchos obstáculos”.

 

La hospitalidad de las comunidades locales dejó una marca especial. Muchos estudiantes destacaron cómo estas muestras de generosidad abrieron puertas para construir relaciones genuinas y compartir valores. A pesar de algunos choques culturales iniciales, como los diferentes conceptos de limpieza, los participantes aprendieron a aceptar y valorar estas diferencias, reconociendo que ellas enriquecen su propia visión del mundo. En palabras de uno de los estudiantes: “Aprendí que hacer discípulos no es solo predicar, es guiar a las personas con intención y desde el corazón”.

 

Durante estos viajes, el mover de Dios fue evidente en cada detalle. Desde la provisión económica hasta encuentros inesperados, los participantes vieron cómo su fe se fortalecía al experimentar la realidad de una misión vivida. Uno de ellos expresó: “Dios habló claramente a mi vida a través de las circunstancias y de personas que parecían enviadas en el momento preciso”. Estos momentos les recordaron la importancia de la acción y la obediencia al llamado. El trabajo en equipo fue otro aspecto central de estas experiencias. Los estudiantes destacaron cómo la unidad y el respeto dentro del grupo marcaron la diferencia, incluso en situaciones desafiantes, permitiendo que todos pudieran enfocarse en el propósito, disfrutando y aprendiendo juntos.

 

Para muchos, este tipo de viajes no solo cambia su percepción sobre el mundo, sino también sobre ellos mismos. Aprendiendo a dejar expectativas atrás y enfrentando con fe y valentía lo desconocido. La experiencia también reforzó la importancia de los pequeños gestos, como escuchar, aprender de los demás y ser sensibles a las necesidades del entorno. En palabras de uno de los participantes: “No se trata de mis gustos o habilidades, sino de mi disposición para que Dios trabaje en mí conforme a Su voluntad”.

 

Estos viajes son un recordatorio de que, aunque el mundo esté lleno de desafíos, también está lleno de oportunidades para compartir del amor de Cristo, servir y crecer. Continuemos orando por nuestros estudiantes, para que Dios siga orquestando todas las decisiones de sus vidas a favor de cumplir la Gran Comisión, siendo y haciendo discípulos. 

Norte del África y Amazonas