Conozca la historia del Pr. Isolino Micolta
Hace poco estuvimos visitando nuestras sedes en la ciudad de Buenaventura, y con agrado tuvimos la oportunidad de conversar con el Pr. Isolino Micolta, quien en los últimos 75 años no ha parado de hacer misiones en la costa Pacífica.
La historia del Pr. Isolino Micolta en el evangelio inicia en 1947, en ese año y gracias al trabajo de los primeros misioneros de La Alianza que llegaron a Colombia él recibió a Jesús como su único y suficiente salvador; desde ese instante y hasta el día de hoy ha atesorado la verdad del evangelio en su mente y corazón.
Cuando era joven, el Pr. Isolino veía como en una lancha los misioneros estadounidenses junto a sus familias y otros jóvenes partían del puerto de Buenaventura a los ríos y playas de la costa Pacífica. Luego, cuando regresaban los domingos, él junto a otros jóvenes llegaban para ayudarles a lavar los equipos y escuchar las historias de lo que habían visto. Esas historias hacían arder el corazón y la mente del pastor para ir a predicar las buenas nuevas de salvación en los lugares donde el evangelio nunca había llegado. Fue así como él y otro grupo de jóvenes empezaron a hacer equipo con los misioneros extranjeros y entendieron que ellos también eran misioneros. Así que, mientras repartían tratados y se iban capacitando, crecía en ellos un hambre de misiones, tanto así que cada vez se iban agregando más personas al grupo de aquellos quienes se hacían llamar Embajadores Reales; hombres, mujeres, jóvenes y ancianos llenos de compasión por los no alcanzados.
Fruto de este trabajo se fundó la iglesia sede Santa Cruz en la que se desempeñó como pastor por más de 40 años. Para la década de los 60 el Pr. Isolino recorría las costas del Pacífico llevando la palabra de Dios. Una de esas costas a las que llegó fue San José del Tapaje, en Nariño, y el libro Pasando La Antorcha lo narra así:
“La primera visita sobre la cual tenemos noticia para comunicar el evangelio, fue la hecha por el hermano Isolino Micolta en el año de 1968. Acerca de esta ocasión nos cuenta Don Isolino: ‘Hubo mucha hambre y sed de conocer más de la palabra de Dios’. Él sembró la Palabra, vendió Biblias, nuevos testamentos, y dejó en manos de personas interesadas reproducciones de los evangelios. Pasaron 3 años y el Espíritu de Dios había estado trabajando en corazones y vidas. Hacia fines de 1971 Don Isolino con el joven misionero Kenneth Brisco, hizo una gira por esta región de la costa Pacífica visitando El Charco, Catalina, Las Mercedes y San José del Tapaje. En esta ocasión ya había un grupo de creyentes en San José que tenían deseos de ser bautizados”.
Junto a sus hermanos y familia el Pr. Isolino nunca se limitó por compartir el evangelio, su visión ha sido extender el evangelio en toda la costa Pacífica y en sus propias palabras nos dijo:
"Con sol, aguacero o moscas, pero con el deseo de llegar a donde hay una persona que no conozca a Cristo. De manera que esta ha sido mi fe y mi fuerza que Dios me ha dado para seguir el camino. Por ahora tenemos tres puestos en los que estamos trabajando con indígenas Wounaan y que el Señor nos ha dado sin saber el dialecto, pero nos hemos metido allá y ahora ellos están llegando aquí a Buenaventura”.
Hoy el Pr. Isolino tiene 94 años, lo sigue caracterizando su gozo y su pasión por compartir el evangelio, por eso es un promotor de las misiones en su sede La Esperanza, en Buenaventura; pero además ha sido luz para su comunidad, su testimonio ha sido de trascendencia, y fue así como la alcaldía en este lugar le reconoció como “hombre cívico”, fruto de esto hoy la caseta comunal del barrio se llama “Casa Cultural - Isolino Micolta”.
La herencia del Pr. Isolino se extiende en sus 7 hijos y 14 nietos, quienes junto a su esposa Firma Montaño, llevan consigo esa misma compasión por los no alcanzados; su hijo Edison Micolta es pastor en la sede Sembrando Libertad y su hija Eunice Micolta le acompaña pastoreando en la sede La Esperanza.
Antes de despedirnos del Pr. Isolino nos dio un último consejo para las nuevas generaciones de La Alianza Colombia.
"Lo mejor es aprovechar la niñez y la juventud sirviendo al Señor. Es lo más grande y lo más poderoso, lo más valioso para el ser humano desde niño, ¡Saber quién es Dios!”
Damos gracias a Dios por la vida del pastor y la de miles de hombres y mujeres que con sacrificio y fe han entregado su vida al servicio de Dios de manera incansable a fin de llevar las buenas nuevas de salvación en Jerusalén, Judea, Samaria y Hasta lo último de la tierra, demostrando así que son ¡Apasionados por Jesús!
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