En Nuestras Manos
En el andar de nuestra vida cristiana encontramos diferentes obstáculos y voces que nos quieren desanimar en nuestra fe, un personaje de la biblia escribió una carta desde su propia experiencia para darnos aliento en esta área, apliquemos estas palabras hoy a nuestra vida para avanzar hacia el propósito de Dios; nuestra salvación.
2 Corintios 10:4-5
Durante todo su ministerio el apóstol Pablo siempre tuvo enemigos y opositores, personas que cuestionaban su autoridad, en este caso escribe a la iglesia en Corinto porque en ese lugar existía una minoría que seguía dándole problemas. Pablo razonaba con la gente y les refutaba con la escritura. Por eso cuando se dice que él destruía argumentos, era porque siempre se basaba en la palabra, a diferencia de los muchos que vivían de acuerdo con las tradiciones antiguas. Cuando estas personas lo enfrentaban con sus falsas teologías y argumentos contra el evangelio, él se defendía usando su estilo retórico, utilizando términos militares para referirse a la guerra contra el pecado y Satanás, describiendo la lucha diaria entre el cristiano y la maldad espiritual, pues su propósito era la defensa del evangelio.
Enfrentando fortalezas
Según el diccionario una fortaleza es un “recinto protegido con murallas o construcciones de defensa para resguardarse de los enemigos.” También según el libro de la Biblia de 1 Samuel 23:14,19, pueden ser cuevas en lo alto de una montaña, muy difíciles de ser asaltadas.
El Apóstol Pablo al mencionar la palabra fortaleza, hace referencia a la fortaleza espiritual donde se refugian satanás y sus legiones. Dicha fortaleza nos pone en contra del conocimiento de Dios. ¿Estamos conscientes del trabajo de satanás, sus ataques y sus trampas? Su obra es constantemente la mentira, poniéndonos pensamientos negativos, quiere aprovechar nuestro lado débil para vernos derrotados, es él quien levanta fortalezas en nuestras mentes.
Esta guerra se origina en nuestra mente y nosotros como cristianos debemos usar la autoridad que nos ha sido delegada en Cristo Jesús para poder dominar nuestros propios pensamientos. ¿En qué consiste la autoridad que Cristo nos ha delegado? ¿Estamos constantemente pidiéndole ayuda a Dios para ser libres? ¿Quiénes nos rodean ven en nosotros esa autoridad o poder divino para enfrentar la guerra espiritual?
Apropiándonos del poder de Dios
El poder divino del cual se revestía el apóstol Pablo para combatir la guerra espiritual que diariamente debía enfrentar; es el mismo poder que tenemos hoy nosotros, ya que nuestro enemigo Satanás en la actualidad, continúa sus acechanzas de la misma manera como lo hizo con él. ¿Las personas que nos rodean y no conocen a Dios, ven reflejado en nosotros el poder divino? ¿Desearían ellos con nuestro ejemplo obtener las armas con las que se debe luchar en el mundo espiritual?
Nuestras armas para vencer al enemigo
Es necesario hacer un alto y analizar si hemos sido conscientes que sostenemos una batalla espiritual en nuestro diario vivir o por el contrario estamos ignorando las artimañas del diablo y que en nuestras manos está la victoria o la derrota. ¿Estamos totalmente convencidos de lo poderosas que son las armas que nos otorga Dios? ¿Realmente las estamos aprovechando?
Pablo desarrolló una gran habilidad en el uso de las armas que Dios le entregó, nosotros podemos enfrentar la guerra espiritual usando las armas con eficacia, conscientes de que nos encontramos bien equipados para destruir todo pensamiento negativo.
¿Estamos capacitados para usarlas? ¿Pedimos la ayuda del Espíritu Santo, cuando entramos en una batalla espiritual? ¿Sentimos temor y preferimos no actuar?
Por: Esnilder Popo
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