Quebrantando Las Diferencias
El relato de Caín y Abel nos presenta uno de los problemas más radicales de la humanidad, ¿De dónde brota la violencia y la desunión entre los hermanos? El autor se remonta al primer origen de la fraternidad, a la primera pareja de hermanos, y muestra allí la raíz del odio y la violencia entre la fraternidad que se conoce como herencia maldita la humanidad.
Génesis 4: 1-16
Adán y Eva trajeron al mundo sus dos primeros hijos; Caín que se dedicaría a labrar la tierra y su hermano Abel fue pastor de ovejas. Pasado el tiempo, juntos trajeron una ofrenda a Dios; Caín llevó algo del fruto de su cosecha pero no fue bien vista de parte de Dios y Abel presentó uno de sus mejores corderos, lo que fue del agrado del creador. Esta situación molestó bastante a Caín y se notaba en su rostro el gran enojo que tenía, Dios habla con él diciéndole que no debería molestarse pues no estaba dando lo mejor de su trabajo como ofrenda y el asumir esa actitud le abría puertas al pecado. Caín invita a su hermano Abel a pasear por el campo y cuando se encontraban a solas se abalanzó contra él y le quitó la vida, inmediatamente escuchó la voz de Dios preguntándole por Abel, a lo que respondió fingiendo ignorar su paradero, pero Dios ya sabía de la maldad que había cometido y lo maldijo.
Desde el comienzo, la intervención del enemigo ha hecho difícil la unidad. El consejo de Dios no fué escuchado por Caín y cayó en el asesinato de su mismo hermano. Las palabras de Dios eran estimulantes para la vida de Caín, (v.v.6-7) pero sin embargo continuó justificando su actitud.
De igual manera actuamos nosotros frente a las dificultades que se nos presentan en el andar diario, le prestamos más importancia a las diferencias entre nosotros, fracturando la unidad con otros por tener pensamientos diferentes.
¿Cuál es la reacción de nuestro corazón frente las heridas del pasado? Mateo 5:21-22
¿Cuando alguien cuestiona nuestra actitud, la justificamos o buscamos una explicación satisfactoria que nos agrade? o al igual que Caín ¿Andamos irritados y cabizbajos? Al hacerlo, permitimos al enemigo ejercer control sobre nuestro corazón y conciencia, y es así cómo terminamos actuando de manera indebida.
Desde el comienzo el plan del enemigo ha sido tocar profundamente nuestro interior para sembrar insatisfacción, llevándonos a la desunión, cuando buscamos siempre dominar, perdemos el sentido de la fraternidad, y al igual que Caín, podemos cometer errores graves, con devastadoras consecuencias para nuestra vida, por la falta de unidad personal y familiar.
Dios siempre nos está abriendo caminos por donde podemos escapar de la tentación de querer ser superiores a las demás personas. Estamos invadidos del individualismo, perdiendo los valores de la unidad y demostrando cuán separados estamos de Dios.
¿Qué actitud dice Jesús que debemos tener en Mateo 5: 43-45? ¿Estamos dispuestos a rectificar nuestro camino para traer soluciones que nos permitan llegar a tener unidad con Dios? ¿Cómo es relación con nuestro entorno familiar? ¿Qué deseamos tener como argumento para apoyar la unidad familiar?
El ejemplo tomado de la historia de Caín y Abel, nos muestra que muchas veces dejamos vía libre a los pensamientos para que sean invadidos de ideas que imprimen en nosotros egoísmo, con el único objetivo de dar satisfacción a nuestra naturaleza.
Si vivimos quebrantando la unidad espiritual e ignorando el ejemplo de Jesús, nos sometemos al padre de mentira y permitimos que el engaño de la falta de unidad nos lleve a participar de sus mismas obras. Unirnos a Cristo es vivir en la misma unidad para retomar el diseño de Dios dentro de nosotros y transmitir ese modelo que se perdió en el huerto por la caída del primer hombre.
Por: Abraham Martinez
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