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Hacedores de la palabra

Hacedores de la palabra

¿Cuáles son los aspectos más importantes de nuestra rutina diaria?

Si desglosamos en porcentajes nuestro quehacer diario es muy probable que realizar alguna actividad ajena a nuestros intereses personales obtenga el porcentaje más bajo, incluso quizá ni aparezca en nuestros planes.

Pero, ¿Qué sucede en la vida de una persona cuando decide destinar gran parte de su tiempo a servir a los demás de manera altruista, sacrificando sus intereses personales sin remuneración, sin esperar reconocimiento alguno, por el contrario dando de lo que tiene para desarrollar el trabajo?

En la ciudad blanca como se le conoce a la hermosa Popayán, Dios ha despertado un ministerio desafiante; un grupo de hombres y mujeres que utilizan su corazón y disposición como herramienta de trabajo para entregar mucho más allá de sus fuerzas y estar siempre disponibles para llevar misericordia, siempre están dando lo mejor de su tiempo, sus talentos y sus recursos para que otras personas que están conociendo a Jesús puedan sonreír y encontrar esperanza para sus necesidades físicas y espirituales.

Su trabajo consiste en identificar necesidades de cualquier índole en personas que bien pueden ser de nuestra sede central de Popayán, pero su objetivo está en ayudar a las personas que aún no conocen acerca de Jesús, para que a través de cada labor que se realiza ellas puedan sentir a Dios cercano y real en sus vidas.

El grupo está conformado por personas de diferentes ocupaciones que sin reparo alguno apartan el tiempo necesario para participar del privilegio de servir, para ellos lo más relevante es la oportunidad de ayudar estando fundamentados en ser hacedores de la palabra de Dios.

“Tenemos nuestros propios sueños y anhelos de alcanzar más personas, también de aumentar los recursos necesarios para ayudar más.”

Cada sábado se reúnen para compartir acerca de la palabra del Señor y luego programar la familia o persona que se visitará de ese día. Entre los integrantes del grupo se recolectan los recursos para comprar alimentos e implementos de aseo.

El momento de la visita es muy interesante ya que en ocasiones los beneficiados no saben que van a recibir a un grupo de al menos 15 personas en su casa, pero al verlos llegar, inmediatamente la sonrisa se dibuja en sus rostros, pero la intención del grupo no es ser atendidos, sino atender a los que se encuentran en ese momento en la vivienda; se apoderan de la cocina y preparan algo de comer para compartir, incluso si es necesario contribuyen con el aseo del lugar, teniendo en cuenta que muchas personas de las que visitan no pueden valerse por sus propios medios.

Además del testimonio y las muestras de amor de cada visita, el Grupo Misericordia va más allá del buen obrar, pues entienden que en cada hogar las necesidades son en mayor parte espirituales, razón por la que también hay espacio para hablar acerca de los planes de Dios para sus vidas, también en algunas ocasiones no está de más una exhortación con amor para ampliar la búsqueda de Dios y así cada persona pueda encontrar el alivio total a sus problemas.

Poco a poco este movimiento ha ido creciendo, pues ya son más los que están siendo desafiados a sumarse a esta causa para empezar a vivir de manera directa el evangelio de Jesús y compartirlo con todo aquel que lo necesite, esforzándose cada día por dar mucho más.

“La Biblia nos habla de que la iglesia debe hacerse cargo de los necesitados estamos disponibles siempre para ayudar, esto implica meternos en los zapatos de la persona que tengo en frente.”

El desafío está en que como cristianos debemos identificarnos con las necesidades de los demás para ayudarlos materialmente, pero teniendo claro que esto es una oportunidad que se debe aprovechar para que cada persona pueda encontrar ayuda para su espíritu.

El compartir acerca de la palabra de Dios debe estar acompañado de actos que reflejen el amor que predicamos, es posible que en ocasiones no estemos lo suficientemente atentos para darnos cuenta que la persona que está sentada a nuestro lado en la iglesia, en la calle, en el trabajo y cualquier otro lugar puede estar afrontando una necesidad.

Reflejemos la compasión de Jesús ante todos los que nos rodean, de este principio depende que muchos puedan conocerlo.